Los primeros 100 días de una creciente emergencia mundial de salud y humanitaria

Los recortes de Estados Unidos a la ayuda exterior están perjudicando a las personas atrapadas en conflictos y crisis

Nueva York, 25 de abril de 2025.- Tres meses después de que la administración Trump suspendiera toda la asistencia internacional a la espera de una revisión, Estados Unidos ha eliminado gran parte de su financiación para programas de salud global y ayuda humanitaria, ha desmantelado la estructura gubernamental federal encargada de supervisar estas actividades y ha despedido a muchos de los responsables clave de su implementación. Pacientes de todo el mundo tratan de entender cómo podrán continuar con sus tratamientos, los proveedores médicos luchan por mantener servicios esenciales y las organizaciones humanitarias alertan sobre el aumento desmedido de necesidades en países que ya enfrentan emergencias.

“Estos recortes repentinos de la administración Trump son un desastre provocado por el hombre para millones de personas que luchan por sobrevivir en medio de guerras, brotes de enfermedades y otras emergencias”, afirma Avril Benoît, directora ejecutiva de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Estados Unidos. “Somos una organización de respuesta a emergencias, pero nunca habíamos visto nada parecido a esta interrupción masiva en programas de salud global y ayuda humanitaria. Los riesgos son catastróficos, especialmente porque quienes dependen de esta asistencia son ya de por sí algunas de las personas más vulnerables del mundo”.

Estados Unidos ha sido durante mucho tiempo el principal impulsor de los programas de salud global y asistencia humanitaria, siendo responsable de aproximadamente el 40% de toda la financiación relacionada. Estas inversiones estadounidenses han contribuido a mejorar la salud y el bienestar de comunidades en todo el mundo, y representaron menos del 1% del presupuesto federal anual.

Poner fin bruscamente a esta enorme proporción de ayuda ya está teniendo consecuencias devastadoras para las personas que dependen de ella, incluidas aquellas en riesgo de desnutrición, enfermedades infecciosas o atrapadas en crisis humanitarias en todo el mundo. Estos importantes recortes de financiación y personal de Estados Unidos forman parte de una agenda política más amplia que impacta de manera profunda a quienes ya tienen un acceso limitado a la asistencia por la persecución y la discriminación, como las personas refugiadas y migrantes, los civiles atrapados en conflictos, las personas LGBTQI+ y cualquiera que pueda quedarse embarazada.

La situación de los programas financiados por Estados Unidos que aún quedan —aunque en número muy reducido— es altamente incierta. Según un correo electrónico interno del Departamento de Estado obtenido por los medios de comunicación, la administración planea ahora ampliar 30 días más el periodo inicial de 90 días de revisión de la ayuda exterior, que debía concluir el 20 de abril.

MSF no acepta financiación del gobierno estadounidense, por lo que no se ve directamente afectada por estos cambios radicales, a diferencia de la mayoría de las organizaciones de ayuda. MSF sigue comprometida a brindar atención médica y apoyo humanitario en más de 70 países. Sin embargo, ninguna organización puede hacer este trabajo sola. MSF colabora estrechamente con otras organizaciones de salud y humanitarias para prestar servicios vitales, y muchas de sus actividades están en programas que se han visto interrumpidos por estos recortes. Proporcionar atención será mucho más difícil y costoso cuando tantos ministerios de salud se han visto afectados y hay menos aliados locales. También habrá que hacer frente a una menor disponibilidad de lugares para derivar a pacientes para servicios especializados, así como a escasez y desabastecimientos debido a cadenas de suministro paralizadas.

En medio del caos y la confusión, los equipos de MSF ya están presenciando algunas de las consecuencias potencialmente mortales de las medidas adoptadas por la administración hasta la fecha. Recientemente, la administración estadounidense canceló casi todos los programas de asistencia humanitaria en Yemen y Afganistán, dos de los países con mayores necesidades humanitarias del mundo. Después de años de conflicto y crisis acumuladas, se estima que 19,5 millones de personas en Yemen —más de la mitad de la población— dependen de la ayuda. La decisión de castigar a las poblaciones civiles atrapadas en estos dos conflictos socava los principios fundamentales de la acción humanitaria.

En todo el mundo, los equipos de MSF han visto cómo organizaciones financiadas por Estados Unidos reducen o cancelan otras actividades vitales, como campañas de vacunación, protección y atención a personas en zonas de conflicto, servicios de salud sexual y reproductiva, provisión de agua potable y servicios de saneamiento adecuados.

Es impactante ver a Estados Unidos abandonar su papel de liderazgo en la salud global y la repuesta humanitaria”, declara Benoît. “La ayuda estadounidense ha sido un salvavidas para millones de personas, y quitar ese apoyo provocará más muertes evitables y sufrimiento incalculable en todo el mundo. No podemos aceptar esta peligrosa nueva normalidad. Instamos a la administración y al Congreso a mantener su compromiso con el apoyo a la salud global y la ayuda humanitaria”.

Cómo están afectando los recortes de ayuda de Estados Unidos a personas en todo el mundo

Desnutrición
Los recortes en la financiación estadounidense están afectando gravemente a personas en zonas de Somalia que sufren sequías crónicas, inseguridad alimentaria y desplazamiento por conflictos. En las regiones de Baidoa y Mudug, la reducción de operaciones por parte de organizaciones de ayuda —motivada por los recortes y la falta general de asistencia humanitaria— ha agravado aún más la escasez de servicios de salud y programas nutricionales. Por ejemplo, el cierre de clínicas de salud materno-infantil y un centro de alimentación terapéutica en Baidoa dejó sin atención mensual a cientos de niños desnutridos. Los programas de nutrición de MSF en Baidoa han informado de un aumento de los ingresos por desnutrición aguda severa desde los recortes. El Hospital Regional de Bay, apoyado por MSF, ha recibido pacientes que viajan hasta casi 200 kilómetros debido al cierre de otras instalaciones.

VIH
Los recortes a PEPFAR y USAID han provocado la suspensión y cierre de programas de VIH en países como Sudáfrica, Uganda y Zimbabue, poniendo en peligro la vida de las personas que reciben terapia antirretroviral. La pionera Campaña de Acción por el Tratamiento de Sudáfrica —que ayudó a transformar la respuesta al VIH/SIDA en el país— ha tenido que reducir drásticamente su sistema de seguimiento comunitario, que ayuda a garantizar que las personas continúen con su tratamiento. Ahora sólo se realiza a pequeña escala en las clínicas. En el programa de MSF en San Pedro Sula, Honduras, ha habido un aumento del 70% en la distribución de pastillas de profilaxis preexposición ​ de enero a marzo, en comparación con el trimestre anterior, así como un aumento del 30% en consultas para servicios de salud, incluido el VIH, lo que demuestra la creciente demanda a medida que los recortes de USAID reducen el acceso a otros servicios de prevención.

Brotes epidémicos
En las regiones fronterizas entre Sudán del Sur y Etiopía, los equipos de MSF están respondiendo a un brote de cólera en medio de una violencia creciente, mientras otras organizaciones han reducido su presencia. Según los equipos de MSF, varias organizaciones, incluida Save the Children, han suspendido actividades de clínicas móviles en el condado de Akobo, Sudán del Sur, debido a los recortes. Save the Children informó este mes que al menos cinco niños y tres adultos con cólera murieron mientras caminaban durante horas bajo el sol en busca de tratamiento en esta parte de Sudán del Sur. Con la retirada de estas organizaciones, las autoridades sanitarias locales se enfrentan a serias limitaciones para responder al brote. MSF ha advertido que la interrupción de servicios móviles, así como la capacidad reducida de otros actores para apoyar campañas de vacunación oral, incrementa el riesgo de muertes prevenibles y la propagación continua de esta enfermedad altamente infecciosa.

Atención a la salud sexual y reproductiva
Los equipos de MSF en más de 20 países han expresado su preocupación por la interrupción o suspensión de programas de salud sexual y reproductiva (SSR), de los cuales MSF depende para derivaciones médicas de emergencia, suministros y colaboración técnica. Esto incluye contextos con altos niveles de mortalidad materna e infantil. En Cox’s Bazar, Bangladesh —donde se encuentra uno de los campos de refugiados más grandes del mundo— los equipos de MSF informan que otros actores no están pudiendo proporcionar suministros esenciales de SSR, como kits de parto de emergencia y anticonceptivos. Las derivaciones para emergencias médicas, como atención postaborto, también se han visto interrumpidas, lo que ha aumentado las necesidades urgentes de atención SSR en la región.

Migración
Servicios esenciales
de protección —como refugios para mujeres y niños, asistencia jurídica y apoyo a supervivientes de violencia— han sido cerrados o gravemente reducidos, mientras aumentan las necesidades debido a cambios en la política migratoria estadounidense. Para pacientes y equipos de MSF en lugares como Danlí, San Pedro Sula, Tapachula y Ciudad de México, las redes de derivación prácticamente han desaparecido. Esto ha dejado a muchos migrantes sin un lugar seguro para dormir, acceso a alimentos, o apoyo legal y psicosocial.

Acceso al agua potable
En las primeras semanas, los equipos de MSF vieron cómo varias organizaciones interrumpían la distribución de agua potable a personas desplazadas en zonas de conflicto, incluyendo la región de Darfur en Sudán, Tigray en Etiopía, y la capital de Haití, Puerto Príncipe. En respuesta a la crisis en Puerto Príncipe, en marzo, MSF intervino para gestionar un sistema de distribución de agua mediante camiones cisterna para abastecer a más de 13.000 personas que vivían en cuatro campos para comunidades desplazadas por los violentos enfrentamientos entre grupos armados y la policía. Esto se suma a las actividades regulares de la organización para la atención médica a víctimas de violencia. Garantizar el acceso al agua potable es esencial para la salud y para prevenir la propagación de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera.

Vacunación
La decisión de Estados Unidos de recortar la financiación de Gavi, la Alianza para las Vacunas, podría tener consecuencias desastrosas para los niños de todo el mundo. La organización calcula que la pérdida de apoyo estadounidense impedirá la vacunación rutinaria de unos 75 millones de niños en los próximos cinco años, lo que podría provocar la muerte de más de 1,2 millones de niños. En todo el mundo, más de la mitad de las vacunas que utiliza MSF proceden de los ministerios de salud locales y se adquieren a través de Gavi. El impacto se podría ver en lugares como la República Democrática del Congo (RDC), donde MSF vacuna a más niños que en ningún otro lugar del mundo. Sólo en 2023, MSF vacunó a más de 2 millones de personas en la RDC contra enfermedades como el sarampión y el cólera.

Salud mental
En el campo de refugiados de Kule, en Etiopía, donde los equipos de MSF gestionan un centro de salud para más de 50.000 refugiados sursudaneses, una organización financiada por Estados Unidos interrumpió abruptamente los servicios sociales y de salud mental para supervivientes de violencia sexual y retiró a su personal. Los equipos de MSF proporcionan otro tipo de atención médica, pero actualmente no pueden cubrir los servicios sociales y de salud mental que necesitan estos pacientes.

Enfermedades no transmisibles
En Zimbabue, los recortes de fondos estadounidenses han obligado a un proveedor local a interrumpir sus actividades comunitarias para identificar a las mujeres que deben someterse a pruebas de detección del cáncer de cuello uterino. El cáncer de cuello uterino es la principal causa de muerte por cáncer en Zimbabue, a pesar de que se puede prevenir. Muchas mujeres y niñas —especialmente en las zonas rurales— no pueden permitirse el diagnóstico y el tratamiento o no tienen acceso a ellos, por lo que las actividades de sensibilización, detección y prevención son vitales.

Carlos Bustamante

Carlos Bustamante

Delegado de Andalucía, Canarias, Extremadura, Ceuta y Melilla, Médicos Sin Fronteras
Mila Font

Mila Font

Delegada Comunidad Valenciana, Cataluña, Baleares y Murcia, Médicos Sin Fronteras
Muskilda Zancada

Muskilda Zancada

Delegada de la Oficina Centro: Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla León y Aragón, Médicos Sin Fronteras
Nagore Eskisabel

Nagore Eskisabel

Delegada de MSF en Asturias, Cantabria, Galicia, La Rioja, Navarra y País Vasco, Médicos Sin Fronteras

 

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Sobre Médicos Sin Fronteras. Prensa Regional

Médicos Sin Fronteras es una organización médico-humanitaria internacional que asiste a poblaciones en situación precaria ya víctimas de catástrofes de origen natural o humano y de conflictos armados, sin discriminación por raza, género, religión o ideología política. Su presencia independiente e imparcial en las crisis le permite dar una asistencia inmediata a las personas más necesitadas. La acción médica es la prioridad de MSF, pero la organización también recurre al testimonio como medio para provocar cambios en favor de las poblaciones a las que asiste.