"Mientras huíamos vimos como personas eran atacadas en la calle, había sangre y los restos de cuerpos"
Dos trabajadores de MSF relatan las terribles condiciones y los ataques incesantes en el campo de refugiados de Yabalia y su huida del norte de Gaza
Jerusalén / Barcelona, 8 de noviembre de 2024.- Tras un mes de asedio y ataques sistemáticos, personas desplazadas, entre ellas 10 miembros del personal de Médicos Sin Fronteras (MSF) y sus familias, han huido desde el campo de Yabalia, en el norte de la Franja, a la ciudad de Gaza. Algunos de los colegas de MSF han resultado heridos, mientras que uno fue asesinado el 10 de octubre. Dos de los trabajadores de la organización aún no han conseguido escapar.
Desde hace semanas, la gobernación del norte de Gaza lleva sometida a una violencia y un bloqueo incesantes por parte de las fuerzas israelíes. La zona albergaba a 175.000 personas antes de la invasión terrestre, pero ahora está siendo vaciada de vida palestina. Los residentes no tienen otra opción que poner sus vidas en riesgo para huir
“En la ciudad de Gaza, las calles están llenas de desplazados. Muchos vienen a la clínica para tratar sus quemaduras y sus heridas con vendajes y para recibir fisioterapia. Los casos en nuestra clínica se han más que duplicado en las últimas semanas. Las necesidades médicas son masivas”, explica Mohammad Wadi, trabajador de MSF.
Los tres hospitales restantes en el norte de Gaza han sido atacados y su personal detenido por las fuerzas israelíes. Entre el 1 y el 21 de octubre, Israel sólo facilitó el 6% de los movimientos coordinados de ayuda entre el sur y el norte de Gaza, según OCHA, lo que ha imposibilitado la prestación de ayuda humanitaria.
La población del norte de Gaza se enfrenta a condiciones inhumanas, sin acceso a alimentos, agua ni atención médica. MSF pide a Israel que detenga inmediatamente los desplazamientos forzosos, facilite la ayuda humanitaria en el norte de Gaza y ponga fin a la matanza indiscriminada en toda la Franja.
Jamal, trabajador de MSF, quedó atrapado en Yabalia hasta que, recientemente, pudo huir a la ciudad de Gaza: "No sé cómo describir la sensación, todavía ahora, el miedo sigue ahí. Es muy aterrador, quiero decir, nunca esperé pasar por esto. El objetivo era: ¿cómo huyo? Nunca he visto nada igual en mi vida. Fui al Hospital Yemení, estuve allí dos días. Al tercer día, llegó el Ejército israelí. Bombardearon alrededor del edificio. Oímos un megáfono que nos advertía que evacuáramos la zona hacia el sur, al sur. Cuando salimos, el Ejército israelí estaba ahí, alrededor. Permitían la entrada de personas por grupos; grupos de cinco personas. Escanearon nuestros rostros, tomaron fotos, detuvieron a la gente que querían. Mi padre estaba conmigo, así que salir de ahí fue muy difícil porque está en silla de ruedas. Nadie podía ayudarme. Las carreteras estaban destruidas. Era difícil empujar una silla de ruedas, con un hombre mayor. Quise cargarlo sobre mis hombros, pero no pude. Tras cuatro horas de espera, por fin pudimos pasar el control. Tras la inspección, tomamos un carro tirado por animales hacia el sur, a la ciudad de Gaza".
Trabajadora1 de MSF que huyó de Yabalia a la ciudad de Gaza: "La historia comenzó el 6 de octubre. Podíamos oír los bombardeos alrededor de la casa, pero no sabía que iba a ser una invasión terrestre. Solíamos ir abajo si había bombardeos intensos, para que los niños pudieran dormir. Por la noche no dormíamos, esperábamos a que saliera el sol. Poco a poco, nos preparamos para huir. No sabíamos adónde ir, no había coches ni carretas. Me refugiaba en los alrededores del Hospital Yemení, no dentro. Hubo ataques que afectaron al hospital. Los proyectiles alcanzaron la puerta del hospital y la calle. Los drones bombardeaban las casas a nuestro alrededor, los niños lloraban. El bombardeo aumentó y nos fuimos. Mientras huíamos vimos como personas eran atacadas en la calle. Había sangre en la calle, y los restos de cuerpos jóvenes. Fue una situación que no quiero recordar, sinceramente. Llegamos al Hospital Indonesio y allí encontramos soldados israelíes que nos ordenaron dirigirnos hacia el sur, hacia la rotonda de Kuwait. Llegamos a la rotonda y nos separaron; las mujeres, y los niños en un zona; y los hombres en una escuela. Se llevaron a mi marido, a mi tío y a mi primo. Volvimos a caminar y llegamos a un gran foso hecho con sacos de arena, donde las fuerzas israelíes nos hicieron esperar. Nos sentamos durante dos horas al sol. Nos pidieron que camináramos hacia Al Mawasi, en Jan Yunis, pero nadie podía. Caminamos descansamos un poco. La carretera estaba llena de tanques. Seguimos aligerando nuestra carga; ni siquiera podía llevar la leche de fórmula de mi bebé. Después de todo, llegamos a la ciudad de Gaza".
Carlos Bustamante
Mila Font
Muskilda Zancada
Nagore Eskisabel
1 Ha querido que su nombre permaneciera en el anonimato.