Violencia sexual, una lacra mundial
Con el lema ‘Nuestros cuerpos, nuestras fronteras’, MSF quiere denunciar el sufrimiento de las supervivientes de violencia sexual en todo el mundo, y especialmente en países en crisis
Barcelona/Bilbao/Madrid/Sevilla, 21 de noviembre de 2024.- De cara al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora el próximo 25 de noviembre, Médicos Sin Fronteras (MSF) quiere denunciar la lacra que supone la violencia sexual en todo el mundo, y especialmente en contextos de guerra o crisis humanitarias, con una pega de carteles masiva en cinco ciudades españolas: Valencia, Sevilla, Bilbao, Madrid y Barcelona.
El cartel es una ilustración titulada Semillas de libertad de la artista Marta Vidal Tamarit, ganadora del II Concurso 'Inconformistas Sin Fronteras' que ha impulsado MSF para dar visibilidad a esta problemática global. El jurado del concurso ha valorado el poder del cartel para inspirar un grito colectivo por la libertad y dignidad de los cuerpos femeninos, así como el impulso a actuar contra las injusticias que enfrentan las mujeres en todo el mundo.
“La violencia sexual es una de las violencias más comunes que se inflige contra las mujeres, destroza brutalmente sus vidas, y supone una violación de los derechos humanos fundamentales. Se trata de una emergencia médica, pero a menudo hay una grave carencia de servicios sanitarios para las supervivientes”, afirma Angie Carrascal, especialista en violencia sexual de MSF.
- Imagen ganadora del concurso de creación joven "Inconformistas Sin Fronteras" para visibilizar la lacra de la violencia sexual.
- Manifiesto de MSF contra la violencia sexual: 'Nuestros cuerpos, nuestras fronteras: grito universal contra la violencia sexual'
- Imágenes de archivo de proyectos de atención a supervivientes de violencia sexual
En varios países donde trabaja, MSF está tratando un número alarmante de víctimas de violencia sexual. En 2023, los equipos de la MSF atendieron a más de 62.200 supervivientes en sus proyectos en todo el mundo, 22.300 más que el año anterior. Más de 25.000 -alrededor del 40% de la cifra total de 2023- fueron tratadas en República Democrática de Congo (RDC). Se trata de una cifra espeluznante y nunca vista por la organización. La mayoría vivía en la provincia del Kivu Norte, en el este de RDC, donde el conflicto en curso ha obligado a miles de personas a abandonar sus hogares y vivir en condiciones miserables en campos de desplazados.
En República Centroafricana (RCA), MSF atendió a más de 19.500 supervivientes de violencia entre 2018 y 2022; un 57% de todos los casos registrados en el país en ese periodo, que fueron más de 34.400. Esta cifra es solo la punta del iceberg, ya que muchas mujeres no denuncian ni buscan asistencia ya que se enfrentan a barreras como el miedo, la falta de medios o sistemas de atención ineficaces.
MSF también es testigo de la violencia sexual que enfrentan las mujeres en algunas de las principales rutas migratorias del mundo, donde refugiadas, solicitantes de asilo y migrantes hacen frente a los mismos riesgos. En el noreste de México, en Reynosa y Matamoros, MSF registró un aumento del 70% de las consultas por violencia sexual en el último trimestre de 2023, con respecto al tercer trimestre del mismo año.
Una emergencia médica
Las supervivientes de violencia sexual deben recibir atención médica para limitar las posibles consecuencias la agresión y, aunque esta atención puede darse en cualquier momento, las primeras 72 horas después de una violación son cruciales para para prevenir el VIH, enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados. También se administran vacunas contra el tétanos y la hepatitis B. El tratamiento de las lesiones físicas, el acceso a un aborto seguro y el apoyo psicológico forman parte de los cuidados.
A pesar de la importancia de recibir atención médica, el estigma, el miedo al agresor y la vergüenza son algunas de las razones por las que las víctimas pueden dudar en buscar atención y a menudo no realizan un seguimiento médico. En algunos países, la obligación de denunciar la agresión para recibir tratamiento también es una importante barrera.
“Después de que me atacaran, los conocidos de mi marido le aconsejaron que me abandonara, y ahora vivo sola con mis cuatro hijos”, explica María, una joven embarazada atendida por MSF en RDC. Para atajar la vulnerabilidad que comparten muchas supervivientes como María son importante medidas de protección, orientación legal y oportunidades de reintegración social y laboral.
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Tanto en la guerra como en la paz
Aunque no hay estadísticas que ofrezcan una imagen completa del problema, según datos de la Organización Mundial de la Salud, en todo el mundo, 1 de cada 3 mujeres sufre violencia física y/o sexual alguna vez en su vida.
La violación y otras formas de violencia sexual están muy extendidas en situaciones de conflicto, a pesar de estar prohibidas por el derecho internacional humanitario. Pero millones de personas que viven en contextos estables también se ven afectadas por la violencia sexual. En estos casos, los agresores suelen ser conocidos o familiares de las supervivientes.
En RDC, el 67% de las supervivientes que recibieron tratamiento con el apoyo de MSF en 2023 –más de 25.000– fueron atacadas por hombres armados. Por otra parte, en RCA, donde MSF trató a más 19.500 supervivientes de violencia sexual, entre 2018 y 2022, más del 70% conocía a su agresor.
Una característica común en muchos de los países donde MSF trata a supervivientes de violencia sexual es la impunidad de los agresores. A menudo las leyes son insuficientes y el sistema de justicia falla en proteger a las víctimas.
MSF insta a los Gobiernos y la comunidad internacional a proteger a las mujeres y a las niñas frente a la violencia sexual. Por un lado, se debe garantizar una atención integral y multidisciplinaria, con perspectiva de género, que incluya apoyo médico y psicológico. Las supervivientes deben tener acceso a asistencia legal, protección y mecanismos confidenciales para la denuncia de casos de violencia y oportunidades de reintegración social y laboral. Por otro lado, hay que luchar para prevenir las agresiones sexuales y acabar con la impunidad de los agresores.
“La lucha contra la violencia es una responsabilidad compartida. Implica a los Gobiernos, a los Ministerios de Salud, Justicia y Educación, pero también a la sociedad civil, al sector privado y a cada uno de nosotros. No podemos permitirnos el lujo de permanecer indiferentes ante tanto sufrimiento”, concluye Angie Carrascal.
El Concurso de Creación Joven 'Inconformistas Sin Fronteras' forma parte de Humanidad Inconformista, un proyecto de MSF que invita a inspirar, debatir y compartir opiniones, creando un espacio de conversación, conexión y activismo para así alinear los intereses y preocupaciones de las generaciones más jóvenes de la sociedad civil española, con la acción humanitaria que lleva a cabo la organización.
Carlos Bustamante
Mila Font
Muskilda Zancada
Nagore Eskisabel